Ésta entrada es la responsable de mi falta de entradas en las últimas dos semanas…. Y es que no quería dejar pasar contar una experiencia que tuvo lugar hace dos semanas.
Como saben, pateo las calles y carreteras de esta isla una vez al mes, llevando una linda revista cultural….. calor, coches, falta de aparcamiento, bueno….. y gracias a Dios, agradables clientes me esperan los primeros de cada mes. Este mes me esperaba un repartidor de Sprite.
Estaba yo por la zona del ayuntamiento de La nuestra , Las Palmas de Gran Canaria, aparco en carga y descarga, menester al que me dedicaba, y un señor me chilla desde un camión: “¿ niña, cuanto vas a tardar?”.
Hago una cuenta rápida: (Museo Elder, Punto de información santa catalina, La regenta y Concejalía de Cultura de nuestro ayuntamiento)-”quince minutos” le respondo.
“Ah , pero tu no puedes aparcar ahí!”- Me dice viéndome con una caja que casi pesa lo mismo que yo.
“No te veo uniforme de policía” le contesto y me voy.
Cuando regreso al coche, después de un record de diez minutos, me esperaba el sujeto mal aparcado detrás de mí coche.
-“ Tu eres una lista” intentando provocar
-“En efecto soy lista” le doy la razón
-“Que eres una espabilada” acercándose más a mí e intentando multiplicar su provocación.
-“También me considero espabilada” le vuelvo a dar la razón guardando la caja en el coche para disponerme a entrar en él.
-“ una listilla, eres” insiste
-“¿Vas a seguir?” le pregunto ya hartita.
-“sí ,voy a seguir” me responde
Me acerco a él, sitúo mi boca a dos centímetros de su cara, y con una inmensa potencia vocal que me subía de las entrañas, le grito repetidas veces
-¡!!!!!!!!déjame en paz!!!!!!! ¡!!!que me dejes en paz!!!!!!!
Y cada vez que se lo repetía, mas potencia salía de mi garganta.
Él, el sujeto, miraba a su alrededor sin saber que hacer con la cara completamente desencajada.
Yo, finalmente sucumbida a su provocación, pero desahogada, me subo al coche y me voy.
Él se lo pensará dos veces antes de volver a intimidar a alguien ( por no decir a una mujer)
Yo, me sorprendo sintiéndome bien, después de una acción para la cual no he sido educada.
Noemí