domingo, 8 de mayo de 2011

18/52 Ayer me perdí, ¡por fin!

Siempre me ha gustado perderme, espacialmente, no saber dónde estoy, no tener referencias, aunque con la confianza de volver a encontrar el destino.En un continente puede ser fácil echarse a la aventura y tomar carreteras que te llevan a lo desconocido, pero en una isla no lo es tanto, y menos si ya se ha "carreteado" y "pateado" una y otra vez. Me encantó perderme con mi madre, no tener ni idea de dónde estábamos, descubrir un paisaje nuevo, nuevos barrancos, nuevas laderas, bancales, viñedos, pinares,...





Camino de San Mateo a Valsequillo cogimos la desviación que lleva a La Lechuza, y de ahí, bifurcación para la derecha, para la izquierda, media vuelta, otra bifurcación, que por aquí no vinimos antes, que a dónde nos lleva esta carretera, que qué precioso el paisaje, que qué hacen estos pinos aquí, que se acaba la carretera y... ¡albergue de Camaretas!

Al no tener la cámara a mano y compartir la belleza sobre todo etnográfica del entorno, me gustaría hacer referencia a la historia que rodea este zona de Camaretas , relacionada -hasta la actualidad- con la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

De forma muy escueta, y podrán encontrar referencias documentales más abajo, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se abasteció desde el siglo XVIII hasta principios del XX del agua que se extraía del naciente de la Fuente Morales, en el barranco Guiniguada y relativamente cercana al entonces núcleo poblacional. Al empezar a disminuir el caudal comienza un problema de abastecimiento y, con trejes y manejes, la solución estuvo en la expropiación de las aguas subterráneas de las Hoyas del Gamonal y Camaretas, en los términos cumbreros municipales de San Mateo y Valleseco; la ley de utilidad pública de 1906 fue la herramienta que permitió tal expropiación de aguas. La compañía inglesa The City of Las Palmas Water Power Co. Ltd. fue la encargada de que el agua llegara a la capital de la isla.

Ayer mismo estuvimos delante de una de las infraestructuras hidráulicas construidas para tal fin -claro que eso no lo sabíamos-: la "Casa de reunión", que sigue manteniendo su uso originario y en su interior se encuentran las cantoneras distribuidoras del agua recogida en la cumbre.

¿Quieres saber más?


Espero perderme unas cuantas veces más y volver para contarlo ;-)


Cris.

2 comentarios:

  1. perderse.... sin duda una buena terapia...... para volver a sentirlo todo de forma diferente, .... noemí

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  2. yo no me hubiera perdido por ahí porq lo conozco, pero qué bueno perderse para poder encontrarse

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